Esta reseña evitará destripar la película, entre otras cosas porque no la he visto y no quiero destripármela.
Es asombroso, pero lo han conseguido. Lo que en nuestro interior todos creíamos ya imposible. Una nueva entrega de Star Wars que es divertida y emocionante, que recuerda al Episodio IV sin ser simplemente lo mismo otra vez, con personajes simplemente chulos. Simplones y sin gran profundidad, sí, pero chulos.
Sabía que para mi (y para muchos más) Han Solo iba a robar la película, igual que el sinvergüenza había robado ya el trailer. Pero la anticipada aparición de Luke es casi incluso mejor.
Aunque sin duda los mejores son, por suerte, los nuevos. Rey, Finn, Poe. Quiero saber qué más les pasa. Quiero saber qué ocurre con la Primera Orden. Y, sobre todo, quiero destacar a Kylo Ren. No creí que fueran a poder crear un nuevo antagonista, tan aparentemente basado en Vader, que fuera memorable por sí mismo, y la chorradita del sable en cruz no me dijo nada en el trailer. Pero lo han logrado. Un nuevo villano amenazador, poderoso y del que huir. Un malo que se puede querer odiar.
No quiero entrar en detalles sobre las mejores escenas (especialmente sobre todo el tercer acto: ¡aún no puedo creer que haya muerto!), pero sí comentaré que el ritmo es rápido, y que las más de dos horas se pasan demasiado rápido. Quiero más.
Aún recuerdo (y los que fueron conmigo aún más) que al ir a ver Indiana Jones 4 puse en el coche la banda sonora de La Última Cruzada. Al salir del cine y poner el coche en marcha, siguió sonando por donde había quedado. Inmediatamente apagué la radio e hicimos el viaje de vuelta en silencio.
Esta vez, escuché el tema de Luke y la Marcha Imperial a la ida y a la vuelta. Y di un rodeo para escuchar la Marcha dos veces.
Ojalá pueda volver a publicar esta reseña el día 18.
Leñe, ahora quiero que la película no defraude no sólo por mí, sino para no volver a imaginate apagando la radio de regreso a casa…
Sí, ¡reza por mi radio!