Antes de la llegada del Imperio Trelo, las ciudades estado de la península de Okonus se mantenían en equilibrio político. Ocasionalmente surgía alguna guerra entre algunas de las ciudades y las demás tomaban partido por una u otra, pero la mayoría del tiempo cada ciudad ignoraba a las demás, salvo para el comercio y el aprendizaje. Cada ciudad tenía artesanías destacadas, y escuelas famosas.
Tras la llegada de los Trelos, la península de Okonus se dividió entre el Ducado de Noaenorren y el Ducado de Noanorren. El Duque de Noanorren era un gran pensador, y fue un gran mecenas de las artes y las escuelas de las ciudades estado que estaban en su territorio. Estableció como hecho lo que antes era más fruto del azar, e instauró una verdadera sofocracia sobre todas ellas, delegando su gobierno directo a los más grandes pensadores que produjeron.
Cuando los Trelos desaparecieron, las Ciudades de Enor lloraron mucho su pérdida. Compusieron cantos en su memoria y rebautizaron (aún más) plazas y edificios en su recuerdo. Cuando retomaron el contacto con sus hermanas de Ren, quedaron desagradablemente sorprendidas del nivel de barbarismo en el que habían caído. Intentaron tutelarlas de vuelta hacia la grandeza intelectual, pero los salvajes de Ren se lo pagaron con revueltas y guerras.
Desde entonces, la Liga de Ciudades de Enor está decidida a recuperar a sus hermanos perdidos, aunque sea a su pesar.